14/11/2021
Buenos días:
Esta es una reseña de las difíciles. Qué decir de un libro tan fresco, tan humano, tan patético.
Fresco porque todo en él se nota auténtico, genuino y, como sucede con todo lo real, un poquito cutre. Humano, porque desciende como una cerilla arrojada a un pozo. Iluminando lo suficiente para saber que cae, para entrever las profundidades, para ser consciente en esa caída de lo pequeño de uno mismo y su vulnerabilidad. Patético porque todos hemos sido Tres Cejas. Todos hemos sido, quizás, demasiado sensibles o demasiado imbéciles o demasiado buenos o.
No lo niego, quizá este no sea un libro para todo el mundo, pero, desde luego y sin ninguna duda, es un libro para todo el que lo lea. Va siendo hora de que arranque a hablar del libro en sí, ¿no? Para empezar, es un libro azul, tirando a delgado, de papel bueno y con las páginas pares sin numerar. Sobre todo es un libro de cartas. Cartas que el autor ha enviado a amantes y amigos. Es quizá esto lo que le proporciona tanta intimidad a la obra.
Leyendo La jajajada es fácil sentir que, nervioso y emocionado, acabas de abrir el buzón y encontrarte un sobre un poco sobado. No es difícil dejarse llevar por la prosa abrupta y preciosista. Casi sin querer llegas, en fin, a sentir que si no eres el destinatario de las cartas sí que eres el destinatario del libro.
Me gustaría decir más sobre este libro pero una reseña debe servir animar o desanimar a leer un libro, y creo que eso ya lo he conseguido.
Con el deseo de que te animes a leerlo,
Atte.
Javier
P.D.: El autor de la imagen de cabecera no es otro que el gran Claudio. No dudéis en darle amor y decir que vais de mis partes.